ESCALAR COMO SÍMBOLO
DE PAZ
ENTREVISTA A FAUSTO DE STEFANI
de Mariapia Ciaghi
Fausto
De Stefani es uno de los pocos alpinistas que ha escalado sin
oxígeno las 14 montañas más altas de la Tierra.
Siempre en primera fila, incluso se trata de manifestarse para
denunciar el desprecio por el medio ambiente, es uno de los fundadores
de la asociación Mountain Wilderness, de la
que es garante internacional. Siguiendo la línea marcada
por Sir Edmund Hillary el siglo pasado, se dedica, en calidad
de promotor, a la realización del proyecto Una escuela
en Nepal, cuyo objetivo es la construcción de una escuela
en las favelas de Katmandú.
¿Qué ha significado y qué
significa para usted ser alpinista?
Crecer como hombre y comprender cada vez un poco más el
sentido de la existencia. Ha significado esfuerzos enormes y recompensas
sin igual, miedo de no lograrlo y fuerza de voluntad para no ceder.
En este proceso de crecimiento me ha ayudado mi alma de naturalista,
pues me ha alentado más que el desafío del alpinismo
a abandonar los senderos comunes para aventurarme más allá
de las certezas y seguridades. Ser alpinista hoy quiere decir
alcanzar los propios objetivos respetando plenamente la montaña
y a las personas que viven en ella.
¿Cómo se desarrolló su
pasión por la montaña?
A partir de una serie de datos, sugestiones, emociones y curiosidades
que fueron aumentando desde la infancia. Cómo no recordar
los relatos llenos de encanto y misterio de los ancianos de la
familia en torno al hogar durante aquellas frías noches
de invierno. Uno de ellos tenía una larga barba blanca
y hablaba de lugares lejanos vistos desde un globo aerostático;
hablaba de personas diferentes, del ruido y del silencio, del
aire y del agua, de los espacios libres y de la inmensa libertad
que hacían respirar. He recorrido con la prisa de la juventud
todas las etapas del alpinista, abordando las montañas
más difíciles de los Alpes y del mundo. He vivido
plenamente la aventura de las cumbres del Himalaya que me han
querido acoger.
La conservación y el desarrollo sostenible
requieren un compromiso político a nivel internacional.
¿Cree que existe un compromiso en ese sentido?
La montaña debería considerarse como el último
reino del silencio, pero hoy es un estridente mundo de consumos.
Creo que las acciones humanas que ofenden a la naturaleza, que
sustraen al ambiente las bases de su integridad, en definitiva
quitan un poco de libertad a cada uno de nosotros. Es absolutamente
necesario reflexionar sobre estos aspectos de la modernidad. No
pido volver atrás, sino conducirnos con mayor cautela y
respeto por aquello que nos rodea y que deberá seguir en
pie cuando nosotros ya no estemos.
Cada montaña tiene un eco propio…
El eco es un fenómeno que se puede oír a cualquier
altitud. En la montaña es más fuerte, y en ciertas
situaciones se propaga, con gran efecto, de valle en valle. Pero
el eco interior depende exclusivamente de tu estado de ánimo,
de tu capacidad de oír y, aún más, de escuchar.
En ciertas situaciones, un silencio difuso puede producir un eco
melodioso que no depende de la altitud ni de la dificultad.
Junto con Emilio Mutti usted ha sido promotor
de un proyecto para la realización de una escuela profesional
en Nepal. ¿Cuáles son los objetivos?
Creemos que la capacitación profesional puede constituir
una oportunidad de liberación social y económica.
La escuela profesional ofrece el apoyo que necesitan numerosos
jóvenes de la comunidad de Kirtipur, pequeña ciudad
no lejos de Katmandú. Forma parte del programa de acción
de la Fundación Sin Fronteras, una ONG que ha estipulado
un acuerdo de veinte años con Rarahil Memorial School,
institución que, además de ocuparse de la construcción
y la gestión de la escuela, se ha comprometido a garantizar
el acceso gratuito a cursos profesionales a un porcentaje de alumnos
pobres y merecedores.
En 2003 usted participó en la realización
de la película de Carlo Pinelli Il Cavallo di Lapislazzuli…
Según una antigua leyenda, el gran río asiático
Amu Darya nació de la boca de un caballo de lapislázuli
oculto en la cumbre más alta del Pamir afgano (o Hindu
Kush). Para alcanzar esa cumbre misteriosa y escalarla como símbolo
de paz, nos adentramos en las más remotas y fascinantes
regiones del Afganistán septentrional. La aventura nos
puso en contacto con la dramática realidad de un país
postrado por un cuarto de siglo de guerras. Vimos la devastación
sufrida por un patrimonio arqueológico de valor inestimable,
pero también la tenaz voluntad de los habitantes locales
de emprender el camino de la convivencia civilizada. Ha llegado
el momento de sepultar el Kalashnikov y desenterrar el arado…
o el piolet.
Per
informazioni e per contribuire al progetto
“Una scuola professionale in Nepal”:
Fausto De Stefani - Elio Mutti (coordinatore)
Fondazione Senza Frontiere - Onlus
Via S. Apollonio n. 6
46042 Castel Goffredo (MN) - Italia
Codice Fiscale n.90008460207
Partita IVA n.01887890208
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