Sumario

 

HOMBRES Y OSOS
UNA CONVIVENCIA POSIBLE EN LOS ALPES
Andrea Mustoni
Grupo de Investigación y Conservación del Oso Pardo
del Parque Natural Adamello Brenta

 

El oso y la tradición alpina, pero también el oso y la supervivencia del hombre

Conforme a su desarrollo social y cultural, a lo largo de la historia, las poblaciones humanas han considerado al oso un animal nocivo y peligroso, un enemigo del género humano y una amenaza a nuestra supremacía sobre la naturaleza, hasta transformarlo en auténtico icono de lo salvaje, siguiendo un tortuoso camino al término del cual la especie pasó a ser el emblema de una relación renovada entre hombre y medio ambiente.
La relación hombre-oso ha ido sufriendo, pues, varios cambios, desde la convivencia “forzada” hasta el “exterminio”, con el avance de la tecnología y la invención de las armas de fuego... Sólo los profundos cambios socioeconómicos iniciados después de la segunda guerra mundial y la consiguiente “metamorfosis cultural” han
permitido comprender el valor del oso.
En este contexto, para evitar la extinción de la última población autóctona de osos de los Alpes italianos -confinada en la parte oriental de las Dolomitas de Brenta (Trentino occidental) y reducida a no más de 3 ejemplares- en 1996 comenzó una ambiciosa acción de salvaguarda del plantígrado, respaldada con fondos LIFE de la Unión Europea. El proyecto, denominado Life Ursus, fue promovido por el Parque Natural Adamello Brenta y conducido en estrecha colaboración con la Provincia Autónoma de Trento y el Instituto Nacional de Fauna Selvática. Se basó en la introducción de 10 ejemplares de Eslovenia en el intento de reconstruir, a medio/largo plazo,una población vital de osos
en los Alpes Centrales. En el ámbito del proyecto se emprendieron asimismo una serie de iniciativas útiles para favorecer la evolución positiva de la reintroducción, como campañas de sensibilización para los residentes, la instrucción exhaustiva del personal encargado de actividades de campo y la adecuación de las normas de prevención e indemnización de daños.
Tal como se había previsto, los osos reintroducidos se adaptaron de manera óptima a su nueva zona. Según los datos de monitorización del Parque Natural Adamello Brenta y de la Provincia Autónoma de Trento (organismo legalmente encargado de la gestión de la especie en el territorio provincial), se ha verificado un evidente aumento numérico y una expansión territorial del núcleo de plantígrados que ha vuelto a habitar la parte central de los Alpes. En la actualidad, la población del Brenta cuenta con más de 20 ejemplares, gracias a los 8 eventos reproductivos ocurridos en los últimos 5 años (un total de 20 cachorros nacidos en Trentino).
Si bien el éxito de la operación de reintroducción es confirmado por la ampliación de las zonas con presencia de osos -de hecho, la especie ya no está confinada en Trentino occidental sino que se ha extendido tanto hacia el norte como hacia el sur-, las exploraciones recientes de algunos osos fuera del territorio italiano son prueba de las dificultades de recolonización que los plantígrados están teniendo en un hábitat “social” y “político” aún no suficientemente adecuado.
Como el futuro de los osos en la cadena alpina depende de la posibilidad de conexión entre los núcleos actualmente presentes en Trentino, Friuli, Austria y Eslovenia, resulta prioritaria la búsqueda de formas de cooperación adecuadas entre los organismos y gobiernos territorialmente competentes que estén en condiciones de poner a punto y compartir formas de convivencia sostenible, promoviendo la aceptación y el sentido de responsabilidad especialmente entre las poblaciones residentes.

Por eso, es de esperar que se desarrolle una “cultura del oso” incluso fuera de Trentino, donde los criterios de conservación adoptados por el Parque Natural Adamello Brenta y la Provincia Autónoma de Trento han llevado a la población local a madurar formas de convivencia ejemplares con el oso. En otras palabras, una toma de conciencia de los factores ecológicos, culturales y legales que convierten al plantígrado en una especie en todo única.
En efecto, proteger al oso, una especie que se caracteriza por sus grandes necesidades ecológicas y sus amplios espacios vitales, significa, ante todo, salvaguardar la biodiversidad del hábitat y, por lo tanto, defender todo el ecosistema de montaña.
Pero la importancia del oso estriba sobre todo en lo que el plantígrado representa para la historia, para las tradiciones del hombre: su presencia en la cultura humana tiene raíces antiguas y primordiales que se han ido modificando con los desarrollos socioculturales hasta nuestros días. El oso está junto al hombre desde los albores de la civilización, como atestiguan las pinturas rupestres de la Gruta Chauvet de Pont d’Arche, en Francia, que datan de 10-12.000 años atrás, y al oso se vinculan innumerables ritos, mitos y leyendas que van desde la cultura helénica, céltica, germánica hasta Beowulf y la Chanson de Roland. Paralelamente, el plantígrado ocupa un puesto importante en las fábulas antiguas, siguiendo un itinerario sin interrupción que en los tiempos modernos lo transforma en dibujo animado y juguete de peluche, antes de demostrar su valor simbólico en ámbito publicitario. La extinción del oso llevaría, pues, a un indudable empobrecimiento cultural, a la desaparición de una pieza de la historia del hombre, exactamente como ocurriría con la destrucción de una obra de arte o un monumento.
A estos fundamentos éticos se suma, sin embargo, otro motivo importante para proteger, salvaguardar y “garantizar el estado de conservación” de una especie como el oso: el contexto legal vigente. El oso pardo es una especie particularmente importante a nivel europeo, como lo confirman numerosas leyes y directivas comunitarias y nacionales destinadas a proteger la biodiversidad. Como sabemos, las leyes no son más que la expresión de la cultura del hombre...

 

Un valle con osos -no hay que ser poeta para entenderlo- es más bonito que un valle sin osos. La supervivencia de este magnífico personaje no constituye un simple dato faunístico, sino que es leyenda, aventura, continuación de una vida muy antigua, cesada la cual todos nos sentiremos un poco más pobres y disminuidos

Dino Buzzati

 

 

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