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OTROS SENDEROS, OTRAS VISTAS:
DOS RUTAS NUNCA ANTES PISADAS
Dos itinerarios inéditos, uno en Adamello y otro en Brenta, abiertos al público con paradas para escuchar y meditar el paisaje. Dos senderos “selváticos” individuales sobre los pasos de los antiguos caminantes, entre 1.600 y 2300 metros de altitud, para recorrer con estupor y espíritu despierto: una experiencia de diálogo con el paisaje y todo lo que tiene que contarnos.
El guía por excelencia para “otras visiones”, el profesor Luigi Lombardi Vallauri, profesor de Filosofía y Derecho en Florencia y en Milán. Autor de numerosos estudios históricos, teóricos, filosóficos, jurídicos, en los que profundiza en los principios de la filosofía general y la filosofía de las religiones, Lombardi Vallauri ha planteado este mismo año las bases de una mística ideada y metódicamente practicada, al conectar la espiritualidad oriental con la ciencia occidental. En las ondas de Rai Radiotre dirige ciclos de programas radiofónicos, entre ellos el reciente “Meditar en Occidente”. |
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Profesor Lonbardi Vallauri, ¿cómo ha llegado a su particular forma de comtemplación que define como “meditar elpaisaje”?
Sigo desde hace mucho tiempo una búsqueda de lo espiritual, que en principio fue fundamentalmente cristiana. A través del yoga, me he encontrado con Oriente, introduciéndome después en técnicas de meditación que no se basan en el cuerpo, como la meditación Zen. Más tarde, a comienzos de los 70 creé un grupo de búsqueda espiritual. Fue Corrado Pensa quien me hizo comprender que es posible ser profundamente religioso sin necesidad de dogmas y sólo sobre el plano de la pura espiritualidad. Me ha abierto la dimensión de la espiritualidad sin la necesidad de dogmas y sin mundos sobrenaturales.
¿Y la meditación?
Llegó después del grupo de búsqueda espiritual, en el 1979. Con un grupo de chavales, que hoy constituyen mi familia elegida. Habíamos superado los mil encuentros. Cada dos años, en los años pares, hacíamos un viaje, casi siempre a Asia, pero no necesariamente. Permanecíamos en absoluto silencio a gran altura, bajo la tienda, al menos a 2500 metros de altitud. De esta forma mi vida entró en una dimensión contemplativa que no tiene ninguna relación directa con mi vida profesional. Son dos cosas paralelas, que se nutren mutuamente. Pero no todas las personas tienen este punto de contacto. Es esto lo que me ha movido a retransmitir a través de la radio, con momentos muy particulares de reflexión sobre la meditación.
¿Por qué piensa que necesitamos “meditar en Occidente”?
Creo que, no para la salvación, sino para encontrar el lugar de encuentro de una solución sensata, no debemos buscar en los valles de las diversas tradiciones, sino en las crestas, en las intersecciones. Si vemos como un gran valle Occidente y como otro gran valle Oriente, Occidente abandonado a la deriva corre el riesgo de la “macdonaldización” universal. Hay un millón de MacDonalds en todos lados; en América, África, China, la India. Y un consumo demencial de petróleo y bistecs. La tradición de Oriente, abandonada a la deriva, por el contrario, corre el riesgo de empantanarse en supersticiones. El santurrón ignorante, el pseudomago. Por tanto, creo que una solución interesante sería que Occidente aceptase todo el conjunto de la espiritualidad de Oriente, y que Occidente aceptase todos los conocimientos científicos de Occidente. Y mi esfuerzo personal es el de hacer de la ciencia occidental una vía espiritual. Un modo de contemplación. Es lo que yo llamo la meditación creativa. Una mística de la intersección, en particular de la intersección entre Occidente y Oriente. Pienso que el futuro está ahí.
¿Y el futuro del planeta?
Debemos invertir el sentido que habitualmente llamamos progreso. Incluido el uso de eufemismos como sostenibilidad. Creo que ningún adjetivo debería añadirse a evolución para edulcorar la evolución real. O es evolución y en ese caso no es sostenible, o bien es sostenible y ya no se trata de aquello que llamamos evolución. En particular, petróleo y bistec, los ídolos americanos que se están imponiendo en todo el mundo, son destructores de la armonía del mundo. Si todos consumiésemos la misma enorme cantidad de petróleo y carne que el americano medio (seguido a buena distancia por el ciudadano europeo), sería el final de la belleza de nuestro planeta. En particular, el consumo de carne no sólo va en contra de la ética por todo el sufrimiento que inflige a los animales, sino que además es absolutamente antiecológico. Cada filete equivale a cientos de kilos de comida que podrían nutrir a la humanidad sin devastar el planeta. Alimentar a los bóvidos significa talar bosques, transformarlos en prados, y estos prados pisoteados por los bóvidos terminan desertizándose. Los chinos, que son casi tan crueles como nosotros en el maltrato de los animales, están pasando de una alimentación con los famosos cuatro cereales Taoístas a una alimentación carnívora. Y repito: la pareja petróleo-bistec no es una propuesta viable para nuestro planeta.
¿Cómo puede la ciencia occidental inspirar la contemplación?
Por ejemplo, la ciencia puede reposar sobre cuatro infinitos. Lo infinitamente grande del universo astronómico. Lo infinitamente pequeño del mundo subatómico. Lo infinitamente complejo partiendo de la célula. Cada célula es mucho más compleja que el universo, una verdadera catedral de complejidad. Y después el infinito de lo imposible de representar, que es la transformación de la materia a la consciencia. Todos tenemos en nuestro cerebro el origen del conocimiento y ninguno comprende cómo puede producir dicho conocimiento. No nos sorprendemos de las cosas excepcionales, sino de las fundamentales. El proyecto de la mística laica es un proyecto de estupor creativo sobre aquello que es. Estamos inmersos en lo maravilloso. Y nos movemos en la maravilla como sonámbulos.
“Altrisentieri, altrevisioni” (Otros senderos, otras visiones) es parte de la estructura “Il Mistero dei Monti” (El Misterio de las Montañas) |
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