Eco delle Dolomiti 5 EDITORIAL

El agua es sagrada para todos los pueblos. Es sagrada porque es la vida y la vida debe ser sagrada. Pero nosotros hemos perdido esa conciencia. Cada vez se degrada más la calidad del agua, cada vez el agua que estamos tomando, el agua que estamos disfrutando al bañarnos, está más contaminada porque sectores industriales y los propios municipios vuelcan sus afluentes sin tratamiento a los ríos. Esta sociedad está corrompiendo porque no siente ninguna relación sagrada con el agua: el mercado no tiene principios éticos, se mueve por las ganancias. E l desarrollo capitalista está destruyendo la naturaleza, destruye bienes comunes en función de beneficios económicos privados y priva al resto de la sociedad del disfrute, del goce de estos bienes que son comunes a todos: no sólo el agua sino los paisajes, las montañas.

Todos los pueblos, todas las sociedades, tienen una forma de relacionarse con el agua y eso es lo que llamamos cultura. Todo lo que se hace en el agua, con el agua y por el agua es para satifacer necesidades fundamentales: la subsistencia, la protección, el afecto, el ocio, la libertad, la creatividad, el entendimiento, la participación, la identidad. Estas necesidades humanas son iguales en todas las culturas y en todos los tiempos. Entonces, que la sociedad vuelva a poner en su lugar el valor de la vida, significa poner el valor del agua en el lugar en que tiene que estar.