Escalada sobre el hielo: una pasión en paisajes inolvidablesAlberto Salogni
Relacionando con el número precedente del Eco delle Dolomiti dedicado al agua, hablamos ahora de cuando este elemento se solidifica, creando estructuras sobre las cuales a algunos alpinistas les fascina escalar. La escalada sobre cascadas heladas presenta sus particularidades respecto a la que se practica sobre la roca. Para empezar, el hielo es un elemento extremadamente variable. En base a la exposición, la temperatura y la humedad, las condiciones pueden variar en el transcurso de pocas horas. Una cascada en óptimas condiciones por la mañana, puede hacerse impracticable de improviso por la tarde, simplemente porque se haya levantado un viento cálido. En el valle del Femme e Fassa hay muchas estructuras heladas que permiten trayectos de 200 metros y cuya dificultad es muy variable. Algunos son lugares cercanos a la cima, especialmente en el Grupo del Sella y del Sassolungo, aunque también hay otros que están situados más o menos sobre el suelo del valle y tienen más fácil acceso. En la zona inferior al Passo Mànghen están algunas de las más bellas cascadas, como sobre Predazzo y también en la presa de Fontanazzo y Campiglio di Fassa. En la zona del Fontanazzo, donde trascurre el torrente Avisio, en invierno, pueden disfrutar dos tipos de deportistas: aquellos con equipamiento de llamativos colores que se deslizan sobre los esquís de fondo para prepararse para la Marcialonga y otros con enormes sacos llenos de cuerdas, crampones, picos y tornillos de hielo, preparados para abordar los ríos helados. Dos deportes bien diferentes, pero que requieren ambos mucho esfuerzo. Me encanta vivir en este valle porque se pueden practicar todos los deportes de invierno. ¿Hay algo más bello que sentir pasión por un deporte al aire libre? Es cierto, escalar una cascada helada no es cosa de broma, puede ser también peligroso. Incluso las cascadas están situadas en lugares con poca luz donde el sol nunca brilla. Incluso los móviles pueden no funcionar en caso de necesidad o en caso de accidente puede producirse hipotermia. Cuando el termómetro indica quince grados bajo cero, cuesta decir "adelante" pero, cuando por fin se encuentra el lugar, se olvida todo el esfuerzo y todo parece maravilloso; escalar sobre el hielo permite ver formas y colores increíbles. A veces, parece que se está en otro planeta, tan irreales son algunos paisajes; el alpinista está dentro y forma parte, viéndolo desde su centro. La última escalada que he hecho durante el invierno es también una de mis preferidas: Rio Pelòus a Campitello de Fassa, justo detrás de las vías del funicular de Col Rodella. (fragmento de "Uomini in verticale", de Alberto Salogni, Editorial Uni-Service, Trento 2007
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