CARNAVAL EN EUROPA

Los rasgos comunes de una consciencia europea entre pueblos del Viejo Continente

Giovanni Kezich

 

 

“Un espectro vaga por Europa”... y es, sorprendentemente, el fantasma del Carnaval, antiguo malhechor enmascarado que, desde tiempos inmemoriales, brille el sol o diluvie, a finales de invierno, recorre las calles de nuestro continente,  en las ciudades como en los pueblos, por los más remotos campos y los pueblos de montaña más lejanos e inaccesibles...
Nos sorprenderá al mirar en un mapa geográfico de cualquier parte de Europa, la gran variedad de formas que adopta el Carnaval en cada lugar, en distancias de poquísimos kilómetros. En Trentino, sobre los Alpes centro-orientales, cerca del corazón de los Dolomitas, tenemos una impresionante variedad de carnavales muy diferentes, desde  terroríficas máscaras adornadas con campanas, a hieráticos arlequines vestidos de blanco y bailando, o a las comparsas cómicas, con origen en los campesinos, verdadero caleidoscopio de disfraces, de máscaras y de sugestiones diversas.
Si enfocamos otro objetivo, ampliando un poco nuestro campo visual, hasta comprender el territorio alpino en su totalidad y sucesivamente, poco a poco, el continente europeo por completo, nuestra primera impresión puede ser de grandes diferencias entre las manifestaciones locales, pero pronto se transformará en la opuesta, al advertir la sorprendente continuidad de las formas que presenta en un área europea de amplitud continental, que va desde los Pirineos a los Balcanes, pasando por los Alpes, la Italia peninsular y la insular y Centroeuropa. Aún así, tiene más relevancia en las localidades más remotas de la montaña o el campo, donde las tradiciones han tenido un terreno más adecuado para mantenerse iguales a

   
sí mismas, allí encontramos que el susodicho “carnaval” consiste, en realidad, en una procesión bien estructurada, con sus fases específicas, sus propios personajes, y sus gestos predeterminados.
A veces, por ejemplo, este cortejo asume el papel de un verdadero grupo mendicante, que con ayuda de las máscaras asustan e invaden, para en realidad llevar a las casas de los más modestos barrios o los más espléndidos, un augurio de prosperidad y de bienestar para el año agrícola que está por comenzar. A cambio la gente les dará huevos, dulces, vino, harina o incluso dinero. Esta recolecta, con el bienestar de hoy en día, se ha convertido en una verdadera merendola,  con una mesa dispuesta en cada granja y barrio, a punto para la llegada de los enmascarados. Es algo que podemos ver en la Tracia búlgara, en los campos de Macedonia, pero también sobre nuestros Alpes, en Valfloriana en Trentino, por ejemplo, o en la Coumba Freida del Valle d'Aosta, o en el país vascofrancés, en el valle de Soule. ¿Y quiénes son estas máscaras? De cualquier lugar en el amplísimo territorio, podríamos comenzar con aquellos que representan el ancestral mundo del pastoreo, un antiguo rebaño que vuelve de un largo olvido en los grandes espacios salvajes que circundan al pueblo, cubiertos con pieles de oveja, cuernos y largas barbas, y anunciados incansablemente por el clamor de las campanas que cuelgan de sus ropas. Así, en euskera, estos personajes se conocen como
   
joaldunak (campanilleros), como encontramos si nos adentramos en el río, en Croacia, personajes disfrazados del mismo modo se llaman zvončari (que significa de nuevo campanilleros).
Y siguiendo, como Ariadna, la urdimbre de nombres que han legado los personajes carnavalescos de media Europa, se pueden hacer descubrimientos interesantes. Por ejemplo, los nombres menos conocidos de los campanilleros croatas, los zvončari, los viejos, como protagonistas, en una referencia evidente a los antecesores, y al mundo de los muertos, del carnaval de los Mòcheni. Laddove el “viejo” luce un sombrero de piel de cabra adornado con cintas, y tiene la cara cubierta por una crema de color negro, de la que también se impregna el bastón que lleva en la mano, y es la misma máscara, hasta en el más mínimo detalle, del protagonista carnavalesco que encontramos en Prats de Mollo la Preste, un pueblecillo de los Pirineos occidentales, en la Cataluña francesa, donde sin embargo se llama  “el oso”. De osos y de la caza del oso, con ocasión del carnaval, encontramos en el valle occidental de Piemonte, en el Valle de Fiemme, desde hace hace unos años atrás, en la Centroeuropa ausbúrguica, que es una gran copia a lo largo de todos los Balcanes. Tomemos otra dirección. ¿Quién no conoce los famosos mamuthones de Mamoiada en Sardegna, que son para nosotros los campanilleros carnavalescos andróginos y ancianos? Basta una mirada mirada al atlas lingüístico para darse cuenta de que sus nombres misteriosos no son sino “muñeca grande o “muñeco”, lo mismo que en estas zonas se ven los espantapájaros plantados en medio del campo para alejar a las aves.
 
   

1. Matòcio, Valfloriana, carnaval 2006
2. Zvončari, Rukavac, Croatia, 20 enero de 2008
3. Exposicion “ Carnaval Re De Europa. Las mascaradas invernales por la fertilidad en el contexto contesto etnográfico europeo. Instalación en el Museo degli Usi e Costumi della Gente Trentina (22 noviembre 2008-6 enero 2009
4. Exposicion “ Carnaval Re De Europa. Las mascaradas invernales por la fertilidad en el contexto contesto etnográfico europeo. Instalación en el Museo Etnográfico, Zagabria (15 enero-25 febrero 2009)
5. Kukeri, Festival de los Kukeri, Jambol, Bulgaria, 16 febrero 2008

El nombre de los espantapájaros coincide con el de los personajes carnavalescos en toda una serie de casos en los Alpes, aunque esto se presenta con formas variadas de las raíz mato: matòch, matòcio, matazìn... Un muñeco plantado en medio del campo de café o de grano, tendrá una gavilla personificando y de algún modo espiritualizando las raíces agrarias de este cultivo: hasta tal punto que, el cúlmen del cortejo carnavalesco, cuyo verdadero y auténtico acto central del rito que se realiza, a partir del casi obligatorio matrimonio simulado, es un ritual que se encuentra aún hoy, desde los Balcanes a los Alpes, desde Cerdeña hasta Navarra...
Hay más que suficiente, como se puede observar, para avalar la idea de un estudio europeo dirigido a verificar, a cerciorarnos, siguiendo todas las pistas posibles para hallar sus significados, las analogías y las acciones, de un lado al otro del continente. La idea, que se origina en el Museo de Usos y Costumbres del Pueblo Trentino de San Michele all'Adige, sobre las existencias  de una larga experiencia en contacto directo con la gran riqueza de la tradición carnavalesca a los pies de los Dolomitas, ha obtenido el consenso, en su primera fase, de cuatro grandes instituciones museísticas de otros tantos países europeos: el Museo Etnográfico de Zagabria en Croacia, el Museo Nacional Etnográfico de Sofia en Bulgaria, el Museo Etnográfico Nacional De Skoje en Macedonia, y el Museo de las Civilizaciones de Europa y el Mediterráneo de Marsella en Francia.
El proyecto, denominado Carnaval King of Europe/Carnaval Rey de Europa, ha obtenido el apoyo del Departamento de Cultura de la Unión Europea para el bienestar 2007/2009, que es hasta ahora producto de algunos importantes seminarios de estudios, con sitio en la red www.carnivalkingofeurope.it, la investigación de campo sobre los cinco países inmersos es una muestra inaugurada en San Michele all'Adige (22 de Noviembre de 2008), que después se desplazará a Zagabria (15 de Enero 2009), a Sofia (19 de Marzo 2009), y a Skopje (16 de Mayo 2009) y más tarde a Marsella.
Un verdadero viaje, que aún continúa, a la búsqueda de las raíces culturales de Europa, quizá aún hoy el más misterioso y menos conocido, desde el punto de vista etnológico, de entre los cinco continentes.


Via Mach, 238010 San Michele all‘Adige
Tel +39 0461 650314Fax +39 0461 650703
www.museosanmichele.it
 
 
 
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