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EDITORIAL
Como en el caso de la humanidad, el problema que cada individuo tiene que resolver es el nacimiento. Este nacimiento – afirma Enrich fromm – en el sentido convencional del término, es nada más que el comienzo del nacimiento en un sentido amplio. Una vida completa de un individuo no es sino el proceso de darse vida a uno mismo”.
Todas las estrellas han nacido en una constelación y todas las constelaciones tienen su propio origen y leyes. El movimiento de cada miembro de la constelación está sincronizado con los otros y viceversa. No hay constelaciones estáticas, los límites de cada constelación se definen con los de otras, que les dan identidad y las influyen delimitándolas. El balance es parte de la fantasía de la creación, iluminándonos como en un momento de fusión.
Cuando la primera estrella aparece, la magia de la oscuridad comienza. Este pequeño misterio de posibilidades renace cada atardecer.
La primera estrella sugiere el comienzo de una historia y este espacio pronto será para otras estrellas de la misma constelación y de otras también. Nadie debería dejar de ocupar el lugar al cual parece predeterminado por el milagro de alguna mente creativa.
Somos parte de las cartas que han sido repartidas entre la infinita inmensidad de posibilidades.
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