NÚMERO 9

     

Entrevista com Jaques Wagner da Bahia, Brasil

Mariapia Ciaghi y Guillermo Ortega Noriega

 

 

En los hilos que tejen el destino de la humanidad, hay quienes deciden practicar una forma única de existencia basada, exclusivamente, en el trabajo. Trabajar y trabajar veinticuatro horas al día. Así se forma el hombre y la mujer de este mundo, por supuesto, con excepciones. Esta revista, en el deseo constante que guía su misión, para acercarse a una realidad que los europeos, en particular, persisten en señalar a través de los vínculos de carácter histórico, y por qué no decirlo, comercial, decidió empezar por el principio, es decir, por la piedra rincón de este enorme país: Bahía en el Brasil. Por lo tanto, se decidió presentar también en estas páginas, el perfil de un trabajador que ocupa el cargo de máxima autoridad política cuyo objetivo es administrar los nuevos rumbos del estado de Bahía.

 

Guillermo Ortega Noriega: Usted nació en Río de Janeiro en marzo de 1951, comenzando su carrera política, en la práctica, en su bar-mitzvah cuando hizo el discurso que todos los jóvenes Judíos hacen y cómo a todos les gustó, descubrió su vocación por ese camino. ¿Cómo llegó a Bahía?
Jaques Wagner: Estudiaba ingeniería en la Universidad Católica de Río de Janeiro y participaba en la actividad política desde la adolescencia, cuando me incorporé al movimiento sionista. En la PUC, fui presidente de la Junta Académica en un momento en que el movimiento estudiantil estaba hirviendo y era un foco importante de resistencia contra la dictadura. La represión perseguía a los dirigentes y por eso fui impedido de estudiar, sufriendo varias otras restricciones. En 1972 llegué al estado de Bahía, ya casado y con mi primera hija, Mariana. Como no podía completar el curso, no era ingeniero y no tenía otra profesión, vivía en una casa construida por mi mismo en Itacaranha, barrio del Suburbio Ferroviario de Salvador, trabajando como ayudante. Por casualidad, me enteré de un curso de plomero industrial promovido por los padres de esa parroquia. Tomé el curso y obtuve mi primer trabajo en una fábrica del Complejo Petroquímico de Camaçari que estaba en plena implantación. Como no dejé de actuar en política, incluso de manera ilegal, entré en la dirección del Sindicato de Trabajadores Petroquímicos, donde fui su presidente. Años más tarde, en un congreso en Salvador, me encontré con el dirigente sindical que provocaba escalofríos en los dictadores: Luiz Inácio Lula da Silva. Juntos fundamos el PT (Partido de los Trabajadores), siendo él, el primer presidente nacional del partido, y yo, el primer presidente de la sección de Bahía. He construido toda mi vida en Bahía, que es la patria del Brasil - una madre cálida y generosa que ha recibido muchos bahianos que, como yo, nacieron por casualidad en otro lugar. Escogí ser bahiano y el mayor orgullo de mi vida es haber sido elegido para gobernar a Bahía.

Mariapia Ciaghi: Brasil es un país importante para Italia, donde viven 24 millones de personas, hijos y sobrinos de los italianos, incluyendo Marisa, la esposa de Lula, el ministro Luiz Fernando Furlan, el gobernador de São Paulo, José Serra y otras figuras políticas, de los negocios y de la cultura. ¿Qué papel puede jugar Ud. con Italia en las elecciones de octubre de 2010?
JW: Italia ya es parte del alma mestiza del Brasil. Creo que mientras se es un amigo del estado, el mejor papel que Italia puede jugar es apoyar mucho para que el Brasil siga en su camino de maduración de las instituciones democráticas. Es la manera de ser un país mejor para todos los brasileños, entre ellos los descendientes de los italianos, para que tengan más oportunidades en el Brasil, porque ambos ya se han beneficiado de la contribución de sus antepasados. Ya sea en la agricultura, la industria y también en la política, cuando sembraron el brío rebelde de los anarco-sindicalistas fundadores combativos del movimiento sindical brasileño. Pero como es un año de la Copa del Mundo, Italia bien que podría enfrentar al Brasil, digamos, solamente en la final ...

GON: Bahía en el Brasil, es considerada una sociedad multirracial conforme el libro del fallecido Prof. Thales de Azevedo: “El poblamiento de Salvador”, donde los elementos de discriminación se detectaron, principalmente, en el abuso del poder económico. ¿Cree usted que la creciente violencia social en el momento actual es el resultado de esa característica del comportamiento que ya estaría incorporada en la psique colectiva o también sería el resultado de un exagerado uso incontrolado de los medios electrónicos de comunicación.
JW: En primer lugar, puedo decir que, afortunadamente, estamos invirtiendo la curva del crecimiento de las estadísticas de la violencia. Un buen ejemplo es nuestro Carnaval: en el tercer año consecutivo los registros de la policía estos fueron, significativamente, más bajos en un momento en que, aproximadamente, 1.8 millones de personas se concentran en un área relativamente pequeña para beber y bailar. En la vida cotidiana, de grandes inversiones en la expansión y la calificación de nuestra policía y la mejora de las condiciones estructurales, hemos logrado importantes victorias. En cuanto a las causas, creo que la violencia es un fenómeno social muy complejo, que sólo tiene una explicación. La cuestión central, por supuesto, es la secular exclusión social descartándoles a millones de ciudadanos el acceso a los derechos básicos de cualquier persona, tales como educación, salud, trabajo, alimento y vivienda. El Brasil ha avanzado mucho en la reducción de las desigualdades, especialmente, desde el gobierno de Lula, pero no hay ninguna manera de corregir 500 años en 8. El hecho es que la población brasileña se da cuenta de esto y ejerce el sagrado derecho de voto con conciencia cada vez mayor, se vuelve más exigente e independiente de la dirección dada por los medios de comunicación - que, por cierto, nunca han sido tan libres en la historia de este país llamado Brasil.
 
MC: Usted ha comentado en diferentes ocasiones sobre el deseo del Estado de Bahía en colaborar con el gobierno italiano en el sector del turismo, la producción de muebles, la agricultura familiar y la promoción de productos locales. ¿Piensa que hay condiciones para seguir esa línea de cooperación?
JW: Sí, estoy cada vez más convencido de que tenemos muchas oportunidades para implementar. Aprovecho esta oportunidad para invitar a inversionistas italianos que deseen invertir en un lugar donde las reglas se colocan en la mesa con absoluta claridad y transparencia, cuando los acuerdos se cumplen y donde hay un pueblo muy trabajador y alegre. He oído hablar a los líderes mundiales de la Ford y otras grandes empresas ubicadas en Bahía que nuestra fuerza de trabajo alcanza el máximo rendimiento promedio entre todos los países donde hacemos negocios. Tenemos un excelente programa para atraer inversiones con incentivos fiscales, buena parte de la infraestructura, una gente trabajadora y honesta y un estado con mucho potencial todavía para ser utilizado. Vivimos un boom en sectores importantes de la economía, como el mineral, la industria química y petroquímica, la industria naval, sin hablar del turismo y en actividades que puedan usufructuar del reconocido talento creativo de los bahianos. Sólo no recibo de brazos abiertos el capital, puramente, especulativo, pero extiendo una alfombra roja  a quien quiera ser socio en el desarrollo de Bahía. Quien haga esa apuesta, sin duda quedará muy satisfecho.


GON: ¿Cree usted que, en general, Europa y América del Sur – puedan colaborar en las distintas situaciones en el mundo, frente a las crisis más dramáticas, y fortalecer un sistema de relaciones multilaterales en los negocios, la defensa y, especialmente, la paz?
JW: Claro. Un ejemplo fue la reciente misión del Brasil al Medio Oriente, encabezada por el presidente Lula y que integré como su invitado. La diplomacia brasileña se coloca en la reanudación de los Acuerdos de Oslo por creer en la necesidad - más que en la posibilidad - de la coexistencia entre Israel y el estado Palestino, ofreciendo su ayuda como mediador. Nuestra propuesta fue bien recibida por nuestra posición exacta de neutralidad en el conflicto. El Brasil tiene una tradición pacifista que se remonta a más de un siglo sin ningún tipo de enfrentamiento con otros países. Hemos avanzado en la integración regional, y un buen ejemplo de que es posible crecer económica y políticamente, sin que este crecimiento implique en  subyugar a otros pueblos y naciones. Más bien, hemos tenido momentos de tensión con Bolivia en nombre de los contratos para la explotación y comercialización de gas natural, y con Paraguay por el exceso de energía generada por la represa de Itaipú - empresa binacional – que compramos a nuestros socios paraguayos. Hubo quien exigiese una dura reacción por parte de nuestro presidente, pero ambos asuntos fueron resueltos en la mesa de negociación, respetando los intereses y derechos de nuestros compañeros bolivianos y paraguayos, sin dejar de lado los intereses del Brasil. Todavía no se ha inventado un método mejor que la mesa de negociaciones, y creo que los europeos tan profundamente marcados por los horrores de dos guerras mundiales, y los sudamericanos, saben de esto muy bien.

MC: El desarrollo sostenible es algo que hay que hacer ahora, y Brasil tiene las mejores condiciones para la inflexión, precisamente el modelo de desarrollo. ¿Qué cambios son necesarios para reestructurar la nación en esta dirección?
JW: Pienso que ningún país tiene una respuesta definitiva a su pregunta. El Brasil tiene una gran oportunidad para encontrar respuestas y compartir las salidas que se encuentren, pero serán las respuestas del Brasil para el Brasil. Nuestra receta se basa en el diálogo social, combinado con una legislación moderna y el fortalecimiento de la vigilancia. No es fácil, pero es esencial para procurar el equilibrio. Creo que esta es la palabra clave: equilibrio. No estoy de acuerdo con los fundamentalistas de la contemplación, según la cual nada se puede hacer, ni con los fundamentalistas del desarrollo a cualquier costo. Si la sociedad puede ver todas las situaciones y las instituciones operan libremente bajo la atenta mirada de la prensa, es posible llegar a un equilibrio.

GON: En octubre de 2006 usted fue elegido gobernador de Bahía, en la primera ronda de las elecciones, que dada su extraordinaria capacidad de trabajo y la gran popularidad de que goza, reafirmando la propuesta de que está bajo su responsabilidad directa la administración de fondos estatales para acciones sociales y también la amistad incondicional que tiene con el Presidente Lula. ¿Considera que el presidente brasileño le guarda una cierta sorpresa para su futuro político, en pocas palabras, que sería Ud. un candidato nato a la presidencia de la república?
JW: Tal vez por la victoria que hemos tenido aquí en 2006, cuando vencimos a una oligarquía que se presentaba como invencible, tuve mi nombre apuntado entre los posibles candidatos. Pero creo que esto se debió a una victoria electoral y al hecho de ser gobernador del mayor estado dirigido por nuestro partido. Entiendo que tengo una misión importante que cumplir en Bahía y nuestro éxito depende en gran parte del éxito del proyecto nacional iniciado por la llegada de Lula a la presidencia que, con fe en Dios, se profundizará  con la primera mujer que asumirá el más alto cargo de la Nación. Estoy realizado por haber llegado a Bahía como obrero y ahora ser gobernador, y "romper", como decimos en Brasil, para ayudar a elegir Dilma Rousseff, presidenta del Brasil.

El texto original de la entrevista en Portugués fue revisado por el periodista brasileño Ernesto Dantas Araujo Marques.

 
© 2006-2010 EcodelleDolomiti