NÚMERO 9

     

Información, decisiones y desarrollo

Tito  Boeri

 

 

Cuando llegué a secundaria, no había un día que no llevase un panfleto en mi mano cuando iba a clase. Normalmente más de uno. Hoy, son escasos. Para expresar un malestar ampliamente compartido ya no se escriben manifiestos, ni hay llamamientos a reuniones o se organizan manifestaciones. Cada vez se recurre menos a la unión en asociaciones locales o partidos políticos. Ya no existe un mecanismo de transición desde lo particular a lo general. Necesitamos encontrar una vía para salir en portada. Los trabajadores de la Innse, que han aparecido sobre una gran grúa para protestar por el cierre de su fábrica, nos han dado una lección.
Su voz ha sido oída. Pero, ¿qué ocurre con el resto? La atención de los medios es muy selectiva. Hoy en día, los trabajadores que se suben a los tejados ya no son noticia. Es necesario estar antes preso en la Isla Asinara, como los trabajadores de Vinyls que están sufriendo reducción de sueldos. ¿Qué será lo siguiente tras la “Isola dei Cassintegrati” (Isla de los Parados, el irónico nombre de la protesta de Asinara)? El mundo en el que vivimos tiene cada vez más y más información y menos atención. El recurso más limitado es la materia gris entre nuestras orejas. Los nuevos “padroni del vapore” (los dueños del vapor, el título de un libro de Ernesto Rossi) son dueños de la atención, aquellos que controlan los medios, los programas con mayor audiencia. Hoy en día, cuentan con más influencia que aquellos que ostentan el capital físico, más que los dueños de las fábricas, trenes, e incluso grandes cadenas comerciales.
Mucha información es costosa de producir pero no de publicar y reproducir. Hay grandes costes establecidos para recabar información y pequeños márgenes para reproducirlos. Las innovaciones de la tecnología como Internet tienen gran cantidad de información potencial útil para miles de millones de personas sin ningún coste. Debido a que cada vez es más fácil difundir la información, aumenta también la capacidad para expropiarla sin reconocer las fuentes, la propiedad intelectual. Esto hace imposible vender información y, por tanto, cubrir los gastos de producción de aquellos que la sostienen.  Esto puede llevarnos al colapso, o a una drástica revalorización de mercados completos de información, como por ejemplo los del papel impreso, que tienen altos costes de producción.
La crisis de los productores de información puede hacerse especialmente vulnerable a expensas de la influencia economía y el poder político. Una importante fuente de recursos de financiación, para aquellos medios de información que no pueden cubrir su producción con el pago de los usuarios, es la publicidad. Pero incluso la publicidad puede ser utlizada como medio para el chantaje. No es difícil encontrar ejemplos apropiados. Estas presiones, estos condicionantes, son a menudo opacos, no muy transparentes y, por eso, los que acceden a la información no son capaces de evaluar su naturaleza y encuentran dificultad en determinar si puede ser, y en qué medida, influyente. Estas preocupantes cuestiones, que van en aumento, coartan el control por parte de los ciudadanos de la democracia de su país. También hay costes importantes en desinformación. Sin información los precios no cumplen su función y el mercado no puede funcionar. Un ejemplo inmediato de los costes que supone la carencia de información, o la presencia de información de poca credibilidad, es el origen de la Gran Recesión de 2008-09. El colapso de todo un segmento de los mercados financieros fue producido precisamente por el aumento de informaciones asimétricas: los bancos ya no confiaban los unos en los otros porque sabían que algunos de ellos tenían “activos tóxicos” en circulación y los bancos que tenían gran cantidad de estos hicieron todo lo posible por no revelarlo. Incluso, cuando los bancos realmente no tenían grandes capitales en “activos tóxicos” y, por tanto, estaban ansiosos por demostrar su salud en el equilibrio de sus cuentas, no encontraban la vía para mostrar una información fidedigna que hiciese que los mercados recuperasen su credibilidad. En realidad, la información tiene el valor de la masa para la que es creíble. Si alguien busca trabajo y quiere convencer de su potencial al contratante de su cualificación, no bastará con proclamarse apto para desenvolver este oficio. Él necesitará encontrar una forma de hacer sus cualificaciones visibles para un potencial contrato, de forma que convenza al encargado de que está haciendo una buena elección. Si tiene diplomas y cursos los mostrará, aunque sólo sirvan para señalar su capacidad. Alguien que fue capaz de realizar un curso realizará con igual acierto otras actividades.
Pero los que contratan no siempre buscan estar seguros de la capacidad de los empleados. Puedo contar, casi literalmente, una escalofriante y depresiva situación de la cual he sido testigo hace unos días. Un joven investigador fue contratado por una empresa de publicidad. El trabajo es bastante rutinario y bastante por debajo de sus expectativas y la relación con el supervisor es formal. Pero, de vez en cuando, hay tiempo para charlar un rato y, en una de estas oportunidades, el supervisor le ofrece la siguiente lección de vida sobre su experiencia: “Te engañas si piensas que tus brilantes cursos de universidades extranjeras te van a ayudar en tu carrera. Mira, para ocupar mi puesto, he necesitado hacerme con un buen dossier de situaciones opacas, situaciones comprometedoras que pueden convertirse en chantaje. Esta carpeta asegura mi obediencia a quien me contrata, es el precio de mi carrera.”
Las organizaciones criminales están basadas precisamente en intercambios de este tipo, en el que los superiores jerárquicos aseguran la fidelidad de sus empleados mediante el chantaje que hace posible la posesión de información comprometedora sobre ellos. Puede ser confidencial, por lo tanto puede ser utilizada en su contra. Quizá esta es la verdadera razón por la que la clase dirigente no permite la intervención de los teléfonos, porque se haría pública una información comprometedora que es necesario que continúe siendo confidencial, para mantener la base de la jerarquía y el equilibrio del poder, basado en chantajes recíprocos.
Hablaremos de esto y de otras materias en la Quinta Edición del Festival. Intentaremos proveeros de herramientas para seleccionar la información económica basada en su relevancia y fiabilidad y a leer estadísticas muy a menudo trastocadas por la política. Una vez más, este año, intentaremos merecer vuestra atención.

 
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