Sumario3

 

 

El eco y la sombra


Clemente Althaus
(1835 - 1881)



Dios con el hombre a quien ama
siempre liberal y bueno,
un eco le dio a su voz
y dio una sombra a su cuerpo;
queriendo así que, aunque huelle
los más desnudos desiertos,
del todo solo no vaya
y lleve dos compañeros.
Al uno mudo contempla
ir a sus pies en el suelo,
su movimiento ajustando
a su mismo movimiento.
Al otro invisible escucha
que responde a sus acentos,
repitiendo a la distancia
sus sonidos postrimeros.
La sombra a los ojos sirve
de compañía y consuelo,
y es consuelo y compañía
de los oídos el eco.
De la sombra se imagina
el solitario viajero
que sus pasos acompaña
taciturno esclavo negro;
y del eco se figura
que amigo invisible genio
con él a solas conversa,
su largo viaje siguiendo.

 

 

EDITORIAL

 

De la “estática” de la realidad física al “dinamismo” infinitamente más extenso de la realidad virtual, se hacen patentes los enigmáticos diálogos del eco que nos tienden una sintaxis por descifrar. Se trata de nuevas realidades que descomponen las definiciones físicas, que devienen, por naturaleza, permeables frente a todo lenguaje y que captan y neutralizan las “nuevas magnitudes temporales” en su proceso hipnótico; un nuevo nexo con un “cosmos” accesible, inmediato, “al alcance” de una comunidad mucho más extensa de usuarios de realidades “distantes”; se trata, en definitiva, de una demostración de comunicación y/o conexión mental que contribuye a ensanchar la visión humana, asimilándola indisolublemente a una dimensión fascinante y diferenciada. De ahí que surja un improviso ‘nexo’: el existente entre la realidad virtual infinita y la dimensión perceptiva más íntima del individuo, el del mundo de las evocaciones creativas constituido por los deseos, los sueños, las expectativas. Creemos en la hipótesis de una nueva forma colectiva de gran interrelación que lleva aparejada una nueva emotividad y capacidad “empática”. Conexiones comunicativas en un “espacio colectivo” cuya identidad natural se identifica con la propiedad de vibrar y, por tanto, de comunicar con especial resonancia, generando un conjunto de nuevas “proximidades”, de lugares conmutables. Los flujos de información generan metafóricos túneles de viento en los que la interacción modela identidades complejas partícipes de una gran máquina pensante.
                                                                                      Mariapia Ciaghi

 



 

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