Sumario3

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El lenguaje de la caja de las escaleras

 

(Mejor no saber nada que tener ideas fijas)

de Antonín Kosík

 

En el principio está la observación. Observamos y escuchamos formicidae, peces, la hierba, la luna y la arena y creemos que también ellos nos observan. Lo más probable es que sea cierto. Pero tal vez no lo sea. Entonces volvemos nuestra atención a otras cosas, vamos a comer y a beber y, cuando regresamos a casa ya no encontramos hormigas, ni peces, ni nubes  ni piedras, ni siquiera a nuestros amigos. No les vemos, no les oímos. Por fortuna, les recordamos.
La próxima vez, pensamos, sabremos apreciarles mejor, quisiéramos encerrarles en una jaula, traerles con nosotros, tratar de descubrir lo que no nos está permitido saber: quienes son las hormigas y qué quieren, dónde van arrastrándose y por qué, qué hacen los peces, cómo invocar las nubes y el sol. En esta situación, comenzamos a usar ayudas e instrumentos sin entender mucho de ellos, nos aferramos a ellos porque están al alcance de la mano. Molestamos a las hormigas con un bastón, les metemos los dedos en los ojos a los peces, damos patadas a las piedras, tratamos de pegar a las nubes con bolas de nieve y gritamos al sol para llamarlo. A veces funciona. Pero a veces no.

(Pospojovaný svĕt, ed.  Prostor, Praga)

 

 

 

 

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