En el s.XIX se fundaron cuatro fábricas de vidrio en los valles Giudicarie: la Bormioli y la Garuti, en el valle d’Algone; la “Fabrica de Cristal” Pernici y Bolognini en Carisolo y la Venini de Tione. Era una industria floreciente y reconocida, que exportaba al norte de Italia y más allá de los Alpes; la producción incluía vidrios para ventanas, botellas y, en la fábrica de Carisolo, cristal considerado “al estilo de Bohemia”.
Los valles de Giudicare tenían todas las cualidades necesarias para favorecer la producción del cristal: desde el mismo suelo, rico en cuarzo, de óptima calidad, elemento esencial de la pasta de vidrio; hasta la gran espesura del bosque, capaz de proporcionar la leña necesaria para alimentar los hornos de la época, y la abundancia de agua que corría por los ríos, que hacía girar la gran rueda del molino de cuarzo y de la serrería.
En la fábrica de cristal Pernici y Bognini (1805-1888) trabajaban cerca de 70 personas: los asignados para moler el cuarzo, los leñadores, los maestros vidrieros de Bohemia y de la Alsacia, los aprendices y empaquetadores (esposas e hijos de los vidrieros), que embalaban el producto terminado. La producción se realizaba en una aldea, en la gran Halle, donde estaba el alto horno, con su imponente chimenea, la casa del gerente, donde vivían los vidrieros con su familia, el palomar, las oficinas de la compañía, la casa del dueño, las caballerizas y los molino de cuarzo y de la serreria.
El mineral era extraído de las minas de Borzago y Giustino, y cargado por los mulos o trasportado en trineos por angostos senderos, hasta el molino. Una vez reducido a polvo en la imponente muela de granito, tenían la materia prima para el compuesto de vidrio que, cocido, crearía los objetos artísticos y de uso cotidiano, de cristal tallado “al estilo de Bohemia”. Las piezas acabadas, protegidas con paja de centeno, se bajaban al valle donde se vendían, obteniendo amplio reconocimiento y prestigio.
La vastedad del mercado, el gran número de operarios y maestros empleados, junto a la calidad de la elaboración hizo que esta protoindustria produjera una peculiar actividad durante un siglo. La confluencia de la fuerza emprendedora demostrada por el promotor, junto a la creación de una sociedad multicultural centroeuropea, notablemente profesional, hicieron mágica aquella lejana época en la montaña.
En el complejo de edificios que componían la “”fábrica de Cristal” de Carisolo, en “Antica Vertería”, la Fundación María Pernici ha derramado luz sobre los antiguos hechos, con estudios e investigaciones históricas y con la creación de una narración histórica abierta al público.
*Una serie de manifestaciones centradas en el tema del vidrio, antiguo y actual, en un largo sucederse de épocas caracterizadas por la pasión por este frágil y delicado elemento.
*”La veta del vidrio”: colección de cristales y lámparas de minería que se exponen en la sala municipal de Giustino. El local se aprovechó hace unas pocas décadas para la extracción del feldespato, que se acumulaba aquí. Era transportado en el teleférico desde las minas, donde se cargaba a través de tuberías que aún hoy son visibles.
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